Los Siete Obstáculos Para La Iniciación

Un gran combate está por librarse pero tendrá lugar dentro de nosotros mismos.
Es la Gran Batalla que menciona el Bhagavad Gita y la Gran Guerra Santa de la que habla el Corán.
El esfuerzo debe ser hecho ahora por cada uno: es la Ley de la Vida.

Soberbia

Que representa esto? La dama rechaza al caballero arrodillado con un fuerte puntapié y él, en el ínterin, ha volcado su copa…
Ella es la Sabiduría Tradicional, la Iniciación misma que rechaza al racionalista que se le acerca henchido de soberbia y de saber profano.

El tiene un libro en la mano, al que sostiene con cuidado pues cree que su tesoro es la ciencia vulgar y materialista pero ha desdeñado lo más valioso, volcando la copa que contiene el néctar de la Sabiduría Espiritual.  Su orgullo y suficiencia lo pierden y descalifican. Cree saberlo todo y en realidad lo ignora todo. Su humildad es fingida y aún cuando implora de rodillas él es bruscamente rechazado.

LA AVARICIA EGOÍSTA

Henos aquí frente a un avaro, esclavo de los bienes materiales.
Su expresión refleja la miseria de su alma. “Donde está su tesoro allí está su corazón”. También él niega las posibilidades superiores de su naturaleza humana, las que en realidad no le preocupan en lo más mínimo. Ni este triste personaje ni el anterior poseen la virtud de la Paciencia. Esto es lo que permite al iniciado soportar el peso del mundo sin desmoronarse. La Caridad también es ajena a su alma codiciosa. En él solo hay MATERIALISMO y CEGUERA a ultranza.
Ignora este personaje que la materia es solo materia, pues él se halla prisionero de la ilusión, lo que le impide iniciar el sendero de retorno a la verdadera patria del hombre. Los falsos valores oscurecen su pensamiento y hacen sombrío su semblante. Rechaza la verdadera vida y acumula lo que le hace morir, lo que le asfixia.

VANIDAD Y LIMITACION MENTAL

He aquí reflejados a los vanidosos contentos y satisfechos consigo mismos, pues piensan que todo lo tienen, saben y parecen y no aspiran a nada más. Son, por todo esto, ciertamente tontos y generalmente de atrevida ignorancia e insoportable compañía en la Vía Iniciática. Todo lo discuten y rechazan, pues pretenden reducir la vida entera a los estrechos moldes de su estupidez. El Maestro debe cerrarles el paso con singular energía pues solo lograrán profanar el santuario y perturbar a los demás neófitos.
Todo aprendizaje es un acto de humildad y quien carece de esta virtud, no logrará adelantar un solo paso en el sendero.

A los tontos de todo tipo hay que descorazonarlos desde un comienzo y con ello se les hace un bien. Jamás se logrará hacer de ellos auténticos iniciados sino a lo sumo mediocres envanecidos. El vanidoso se mira a si mismo en el espejo de la vida (speculum, de ahí proviene speculare, especular).

LA AUTODESTRUCCION DEL NECIO

Sin duda aquí nos vemos frente a un suicida, pero no en el sentido ordinario del término.
Este hombre sacrifica a su naturaleza superior, ignorándola pues para él su naturaleza inferior es todo lo que cuenta.
Desdeña lo mejor de sí mismo para atender solo a sus necesidades materiales y a sus vicios.

Posterga el llamado del espíritu para acudir presuroso al de la materia.
Su actitud se resume en dos palabras: NECEDAD y NEGLIGENCIA. Se engaña a sí mismo diciendo, a veces, que más adelante cambiará de actitud, pero ni él cree esto.

LAS FALSEDADES DE LA RELIGION ORGANIZADA IGNORANCIA, FANATISMO Y SUPERSTICIÓN

He aquí al pequeño idólatra fanático que se cree dueño de la verdad. El se aferra a sus creencias y sectarismos sin querer ir más lejos. El solamente cree pero no sabe. Bueno sería que supiera que solo cree, en vez de tontamente, solo creer que sabe. Pues quien en realidad sabe, no necesita creer. La creencia y la ignorancia son hermanas inseparables. Jamás comprenderá un ser tan limitado, ni lo necio de sus dogmas ni tampoco que existen verdades y órdenes de la realidad más elevados y que se le escapan completamente. Vive prisionero de su credo, como en una casa sin ventanas. La sabiduría y la Iniciación no se han hecho para élㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ

LA COBARDIA

El mundo está lleno de cobardes y la Iniciación es solo para los valientes y decididos.
Muchos se jactan de su empuje pero terminan como el caballero del relieve, quien deja caer su espada y huye ante la aparición de un conejo. Son las dudas invisibles que asaltan al profano y aún al iniciado, las que constituyen el segundo guardián del umbral, aún más terrible que el primero. Los temerosos no nos sirven en la Vía Iniciática, puesto que, prisioneros de sus miedos, son incapaces de afrontar el menor riesgo aún cuando antes alardean de sus futuras e hipotéticas hazañas. Sus miedos son de muchos tipos.

Miedo a perder posición o ventajas materiales. Miedo a perder prestigio en cualquier terreno. Miedo a la mala suerte. Pero los peores miedos son los que se generan en tontas e irracionales creencias de tipo religioso (miedo al demonio, al infierno y a la condenación, al pecado, al Santo Oficio y demás frailes).

TORPEZA, INDOLENCIA Y HARAGANERIA

torpeza

He aquí a los incompetentes, indolentes, letárgicos y descuidados. Son incapaces de desarrollar un esfuerzo prolongado. La vida misma pronto los aparta naturalmente del sendero Iniciático. No es necesario que nadie haga o diga nada al respecto. Estos seres carecen de motivaciones reales y pronto olvidan sus buenos propósitos, los que son meramente declamatorios.
Pero aquí hay un símbolo a destacar. El caballero   y el caballo están ambos dormidos.

El caballo es un símbolo tradicional de la naturaleza inferior e instintiva del ser humano, de la Prakriti como se la denomina en los textos sagrados de la India. El jinete dormido, símbolo de la naturaleza superior que aún no reclama su Divina Herencia, hace que este símbolo se asemeje al ya visto en el segundo grado. No hay búsqueda en cuanto a lo más elevado a que puede aspirar el ser humano. Pero el caballo dormido indica que tampoco hay voluntad de búsqueda de lo material, incluso del propio sustento. Se trata simplemente de indolencia y pereza en todos los órdenes de la existencia.