Los Cuatro Verbos del Mago

Los Cuatro Verbos resumen el programa de aquel que camina por el sendero de la Iniciación y que puede desarrollar en su vida cotidiana donde todos pueden encontrar la llave.


Los Cuatro Verbos representan las bases para el trabajo y desarrollo en la Magia transformadora.

Estos simbolizan los cuatro cimientos del Microcosmos y Macrocosmos sobre los cuales se erige también esta Santa Ciencia. Son mencionadas tanto por Agrippa en su Filosofía Oculta, Eliphas Lévi en su libro “Dogma y Ritual de la Alta Magia”, y Franz Bardon en su libro “Path of True Magical Initiation”, estas son:


Saber, Querer, Osar, Callar


Estas palabras son una reflexión sobre la enseñanza mágica tradicional el cual estudiaremos el razonamiento detrás de ellas. Ninguno de los poderes es suficiente por sí mismo; los cuatro poderes deben estar presentes y equilibrándose entre sí. Cada uno de ellos corresponde a uno de los Cuatro Elementos y constituyen las cualidades esenciales que el Mago debe adquirir si desea alcanzar sus elevados objetivos.
 Noscere, Saber, corresponde al Aire.
 Velle, Querer, corresponde al Fuego.
 Audere, Osar, corresponde al Agua.
 Tacere, Callar, corresponde a la Tierra.
El aire es el elemento de Mercurio, el maestro del conocimiento. El agua trae consigo la idea de atreverse a saltar sobre las olas de mares inexplorados. El fuego nos recuerda la llama de la voluntad. La tierra refleja la fuerza silenciosa de las rocas y las montañas. Cuando estos cuatro poderes están todos unidos, surge con ello la Piedra Filosofal, el Oro Secreto.

Debido a que la esfinge es una representación de los Cuatro Elementos, estos poderes
también se denominan a veces los Cuatro Poderes de la Esfinge. Las garras del león
representan al Fuego; el rostro humano al Agua; las alas simbolizan al Aire y las patas de toro hacen referencia a la Tierra. Estos cuatro elementos son fundamentales en la Gran Obra y se sintetizan en la Sal, el Azufre y el Mercurio de la Alquimia. En la Sal está contenido el elemento Tierra, el elemento Agua y el elemento Aire. En cuanto al Azufre, vemos que se alimenta de la Tierra donde también está presente el Fuego. El Mercurio, vemos que participa del Aire y del Agua. La Sal, el Azufre y el Mercurio están pues, allí en los cuatro elementos.

SABER

Saber se refiere a que el Mago debe tener una mente despierta, ávida de conocimiento. Dicha avidez de conocimiento puede llevar al mago a acumular una gran cantidad de material teórico, idealmente contrastado con los resultados que aporte la experimentación. Siendo curioso, sabrá ayudar a más de uno en su evolución. El mago busca “saber”, comprender las realidades ocultas de la Naturaleza, del Universo y de sí mismo, por lo cual no basta con sólo limitarse a leer, escuchar, conversar o discutir. No busca supersticiones, busca Conocimiento. La búsqueda de conocimiento debe de conducir al mago a la introspección y a través de esta llegara a saber su lugar en el universo y su proceso de reintegración. El Saber se relaciona con el Aire en el elemento de Mercurio.

QUERER

El mero conocimiento no es suficiente, sin la voluntad o el coraje de ponerlos en práctica. Así como la voluntad y el querer no son de mucha ayuda sin que haya un conocimiento que las apoye. La audacia no te llevará muy lejos sin la voluntad detrás de ella para llevarla a la meta. El mago debe a su vez armarse de valor para subir el primer peldaño. El Mago debe querer hacer, es decir, estar emocionalmente comprometido y dispuesto a llevar a cabo su trabajo. La voluntad de aprender, perseverar, probar nuevas ideas, y sobre todo querer avanzar. Como bien dice la expresión, “la fuerza de voluntad puede mover
montañas”. Cualquiera que no busque simplemente satisfacer su curiosidad, sino que la búsqueda de las cumbres sea el único objeto de su existencia, y debe dar prueba de una voluntad inflexible.


Es necesario, además, despertar las emociones relacionadas con el objetivo (sin dejar invadirse por ellas) de manera que nuestra energía personal, unida a la energía aportada por los elementos, pueda trabajar en conjunto en pos de aquello que busca. De igual manera, debe de tener cuidado en no confundir la voluntad con el deseo, que muchas veces la precede o la provoca, pero es distinta a ella. El deseo es un estado de aspiración hacia algo, un estado pasivo; la voluntad, por el contrario, es una actividad permanente. El deseo de saber no siempre implica la voluntad de adquirir. El querer se relaciona al Agua, el elemento de la emoción.

OSAR

Muchos fracasan en esta etapa, pero el éxito de lo que desea debe pasar por ella. Atreverse, avanzar, tomar coraje, tomar acción, estar decidido, dispuesto a cambiar, dispuesto a decir lo que piensa y ser diferente. Osar se refiere a que el mago debe contar con el valor y la voluntad necesaria para llevar a cabo su trabajo. El Mago posee el valor del Fuego. Nada consigue quien se mantiene estático.

“Al que no teme a los sacrificios, ni a los obstáculos y que no valora la opinión
de los demás, sino que persigue su objetivo, sin desesperarse y sin tener en
cuenta tanto los éxitos como los fracasos, a aquél se le revelará el Altísimo.”
Franz Bardon

Atreverse no debe confundirse con querer. Tienes que atreverte a ejercer tu propia voluntad, ya que, no puedes hacer nada serio sin esfuerzo. La audacia consiste precisamente en hacerle frente a nuestros temores y luchar contra estos obstáculos para lograr la propia voluntad. El cobarde es el que no se atreve, y es vencido por su falta de voluntad y miedo. El mago debe arriesgarse a enfrentarse a la propia oscuridad, identificarse y enfrentar sus propios miedos. Mientras el miedo crezca en el interior, no es posible que el mago pueda recorrer su camino.

“La verdad solo aparece cuando la mente está totalmente libre de todo miedo.
Es nuestra propia luz y no nuestra oscuridad lo que nos asusta”
Nelson Mandela

Este 3er principio da sentido al saber y al querer, porque si sabemos lo que queremos y no nos atrevemos a alcanzarlo a pesar de las dificultades, este no tendrá éxito. El Osar se relaciona al Fuego, el elemento del valor, del coraje y de la voluntad.

CALLAR

Todo será en vano, a menos que el mago tenga la discreción de callar. Nadie que hable nunca alcanzará el verdadero poder mágico; se dice que, de los cuatro poderes, el silencio es el más importante de todos y el más difícil de conseguir. El silencio es una fuerza en sí misma; el silencio del gran y eterno desierto más allá de las estrellas; el silencio de las montañas cubiertas con su manto de nieve en el techo del mundo; el silencio dentro de las tumbas de las pirámides. Estos son los silencios de los tesoros secretos, retenidos por el iniciado.

Cuanto más cale el mago sobre sus propias experiencias y conocimientos, sin aislarse de los hombres, mas gratificaciones recibirá del altísimo.

“Las Grandes verdades solo se enseñan bien en el silencio”
Saint – Martin

Todas las escuelas de los misterios nos enseñan a no dispersar nuestros pensamientos en palabras sobre tierra no lista para ser recipiente. Saber percibir o decir en pocas palabras es, en muchas sociedades un aspecto de la Sabiduría. La búsqueda de este silencio, no como vacío, si no como plenitud de sentido, es el ideal perseguido por los místicos. Pero este silencio no solo es similar al control del habla, también abarca el pensamiento y la acción.

“Aquel que se gloría, se jacta y hace alarde de su conocimiento, nunca puede
convertirse en un verdadero mago. El mago no tiene nada que ver con ser
considerado una “autoridad”; por el contrario, se asegura de no ser percibido
como tal”.
Franz Bardon

Callar es prudencia, hay que saber hablar cuando es necesario. No aconsejemos si no nos preguntan, no todo el mundo está preparado para escuchar. Hay que observar, seleccionar, hablar y callar. Callar se relaciona con la Tierra, el elemento del Silencio.

El mago debe de colocarse pues, en el lugar de la Esfinge y seleccione a aquellos que están listos para escuchar estos principios de sabiduría.

Saber, Querer, Osar, Callar son los caminos que nos deben conducir de manera correcta hacia esa gran fuerza universal. Estos preceptos o cualidades especiales que todo seguidor de la mística debe adquirir y manifestar, si desea alcanzar el dominio de los cuatro principios y la perfección.

Estos son también los cuatro pilares sobre los que debemos erigir el templo interior para llevar a cabo la búsqueda espiritual.

El mero conocimiento no es suficiente, sin la voluntad o el coraje de ponerlos en práctica. Así como la voluntad y la osadía no son de mucha ayuda sin que haya un conocimiento que las apoye. La osadía no te llevará muy lejos sin la voluntad detrás de ella para impulsarla hacia un silencioso objetivo.

En consecuencia, quien quiera adquirir Conocimiento y sabiduría, se esfuerza por hacer suyas estas cuatro cualidades fundamentales, sin las cuales nada auténtico en la magia puede lograrse en la magia sagrada.

Preguntarás:
“¿Pero por qué estar en silencio?”
Porque mientras sepas que trabajo hacer,
que tienes la voluntad de hacerlo y te atreves a emprenderlo,
no hay nada más que añadir.
Es todo tu ser quien presentará los resultados de este trabajo.
Cuando estás en paz, en alegría,
¿Es necesario decírselo a los demás?
No, lo ven, lo sienten.
Y si estás cruzando por una tormenta interior,
puedes fingir que nadas en serenidad y armonía,
nadie te creerá,
¡o incluso se reirán de usted!
Porque todo transcurre allí también:
el desorden, la cacofonía…
Los humanos cuentan, explican…
Creen que al acumular palabras y oraciones lograrán convencer a los demás.
Si realmente vivieran lo que dicen, ni siquiera necesitarían hablar.
Por eso trata de meditar en este precepto tan significativo:
“Silencio”
Omraam Mikhaël Aïvanhov